Fecha de publicación: 15 de Noviembre de 2025 a las 09:58:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: En 1938, dos botánicas se lanzaron a una travesía extrema para documentar una flora casi desconocida: desafiaron los prejuicios, los rápidos del Colorado y los pronósticos de fracaso
Contenido: En el verano de 1938, Elzada Clover, botánica de la Universidad de Michigan, y Lois Jotter, su colega y estudiante de posgrado, protagonizaron una expedición inédita. Junto a Norman Nevills, posadero local, dos barqueros y un fotógrafo, recorrieron el río Colorado desde Green River, Utah, hasta el lago Mead, Arizona, pasando por el imponente Gran Cañón.
La meta central fue la ciencia: registrar la flora silvestre de la región, un territorio casi inexplorado hasta entonces por la comunidad científica. La aventura les permitió identificar más de 50 especies de plantas, algunas inéditas, y enfrentó al grupo a dudas públicas y desafíos físicos.
Antes de embarcarse, Clover, de 41 años, y Jotter, de 24, vencieron la desconfianza de la época hacia las mujeres en la ciencia de campo. Eran pocos los casos de mujeres doctoradas en botánica y el arribo de la profesionalización había reducido el acceso al área.
Los medios anticiparon el fracaso. Sin embargo, tras 45 días de navegación, superaron 965 kilómetros y los rigurosos rápidos del Colorado, lograron completar la travesía y recolectar material esencial para la investigación.
A lo largo del viaje, la expedición enfrentó condiciones extremas y peligros reales, marcados por la falta de experiencia previa en estas aguas y embarcaciones poco probadas.
Las botánicas alternaron la recolección de flora con tareas de cocina y apoyo logístico, sosteniendo el ritmo desde el amanecer hasta la noche. El relato de Clover y Jotter, escasamente reconocido, demuestra la importancia del trabajo colaborativo y el aporte de la curiosidad científica más allá del laboratorio.
La expedición inició en Green River, cruzó el caudaloso río Colorado y terminó en el lago Mead, en Arizona. Fueron 45 días de travesía por cañones como Cataract, Glen y el Gran Cañón, en un momento en que apenas se había completado la presa Hoover y los rápidos mantenían su carácter imprevisible.
La tripulación original contaba con tres hombres para el remar y la logística, pero todos debieron involucrarse en las tareas esenciales de supervivencia y avance.
Mujeres como Elzada Clover y Lois Jotter nunca habían descendido el Colorado. Incluso, la segunda de ellas empacó sus pertenencias con la idea de que, quizás, no volvería.
En su primer día en el río Colorado, una de las barcas se soltó y Lois, junto a Don Harris, debió correr el río y atravesar siete rápidos hasta recuperar la embarcación sin haber reconocido el terreno antes. Así pasó la primera de muchas noches sola a la vera del río.
La dupla científica no solo recolectó plantas. Publicó estudios que detallaron el entorno preexistente a la construcción masiva de represas como la de Glen Canyon. Su inventario, con más de 50 especies y cuatro inéditas, alimentó trabajos modernos sobre ecosistemas y relaciones entre animales, plantas y condiciones geológicas.
Elzada Clover y Lois Jotter dejaron registros de valor incalculable sobre la flora de los cañones del Colorado. Sus artículos científicos describieron un ambiente que cambió radicalmente con el desarrollo de la infraestructura hídrica estadounidense.
Hoy, botánicos y ambientalistas valoran sus hallazgos como insumo clave para entender la naturaleza antes de la intervención humana masiva.
El viaje y la investigación quedaron al margen del reconocimiento popular, pese a que sentaron precedentes para las expediciones de mujeres y avanzaron en la comprensión moderna del ecosistema del Gran Cañón.
El relato de Clover y Jotter habla del coraje y la visión. Desafiaron los estereotipos, observaron e interpretaron el territorio, y plantearon preguntas sobre por qué prosperaban determinadas especies.
Actualmente, la historia de estas científicas vuelve a primer plano con libros y estudios que visibilizan su aporte. Publicaciones recientes, como la obra de la periodista Melissa Sevigny, buscan rescatar el testimonio de aquellas que, con trabajo y pasión, cambiaron la mirada sobre la exploración y la ciencia en la naturaleza.
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