Fecha de publicación: 11 de Noviembre de 2025 a las 22:05:00 hs
Medio: TN
Categoría: GENERAL
Descripción: El caso que expuso el entramado de sobornos en la obra pública sigue sin definiciones. Muchos jueces y fiscales todavía le temen al kirchnerismo, después de años de aprietes amenazas y operaciones.
Contenido: “Es mejor ser temido que amado”, escribió Nicolás Maquiavelo. En realidad, la frase completa es mucho más dura: “Los hombres son ingratos, volubles, cobardes y ávidos de lucro. Mientras les hacés bien, son completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos. Pero cuando la necesidad se presenta, se rebelan”.
La pregunta es inevitable: ¿los jueces le tienen miedo a la jefa de la banda? Porque la señora siempre fue una máquina de apretar jueces. Durante años, Cristina Kirchner atacó a los magistrados y fiscales que la investigaron. Le dijo “pistolero” al juez Claudio Bonadio y “mafioso” a Julián Ercolini. Secuestraron al hijo del fiscal Eduardo Taiano. Y el fiscal Alberto Nisman apareció muerto justo después de denunciarla por traición a la Patria.
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También hubo una campaña feroz contra el juez de la Corte Carlos Fayt, al que trataron de “momia”, y una persecución al fiscal José María Campagnoli, que incluso fue suspendido de sus funciones. Hebe de Bonafini, una de las aliadas más fervientes de CFK, llegó a hacer un llamado público a tomar el máximo tribunal.
Los militantes de La Cámpora le cantaron barbaridades al fiscal Diego Luciani: el propio Alberto Fernández dijo que esperaba que “no se suicide como Nisman”. El juez Juan Ramos Padilla fue más lejos: sugirió por radio ponerle un psicólogo para que “no se mate”. Juan Grabois, por su parte, arengó que el famoso canto “Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar” debía dejar de ser un cantito.
Todo esto explica por qué muchos jueces y fiscales todavía hoy le temen al kirchnerismo. Fueron años de aprietes, de amenazas, de operaciones.
Pero hubo quienes no tuvieron miedo: el fiscal Luciani siguió adelante. El fiscal Sergio Néstor Mola también. Y los tres jueces que condenaron a Cristina en primera instancia —Rodrigo Giménez Uriburu, Jorge Gorini y Andrés Basso— no se dejaron intimidar. Tampoco los de Casación que confirmaron la sentencia: Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y Diego Barroetaveña.
Ahora bien, ¿qué pasa con los jueces de la causa Cuadernos? ¿Tienen miedo?
Germán Castelli, Enrique Méndez Signori y Fernando Canero deben decidir si el juicio oral se hace o no. ¿Por qué no se animan a hacerlo como corresponde, en público, y no por Zoom ni con una audiencia por semana?
Cuadernos es una de las causas más importantes de la historia argentina. El Juicio a las Juntas duró siete meses y medio, declararon 839 testigos y sumó 530 horas de audiencias. ¿Por qué ahora no se puede hacer algo similar?
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Cristina está acusada de haber recibido al menos 38 sobornos por 17 millones dólares solo en el primer tramo del caso Cuadernos. A eso se suman los 537 millones de pesos de la causa Vialidad. En total, más de 554 millones de dólares sustraídos.
Con 554 millones de dólares se puede:
No es poca cosa.
Por eso la Justicia tiene que ponerse las pilas en serio.
De todas maneras, la principal preocupación de Cristina hoy no es una nueva condena sino, no volver nunca más al poder. Su temor es la fractura del peronismo, que ya está en marcha: hay al menos cuatro gobernadores —Jaldo, Sáenz, Jalil y Zamora— que en las últimas horas hablaron con el ministro Santilli.
Hay un nuevo juego de poder en la Argentina, y ella lo sabe. El peronismo está roto porque todavía no asume el daño que hizo Alberto Fernández. Les da vergüenza ajena su gobierno. Quieren despegarse, borrarlo, pero fueron parte de ese desastre.
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Cristina fue su vicepresidenta y Massa, su ministro de Economía. La Cámpora manejó el 70% de las cajas del Estado. Axel Kicillof acompañó la cuarentena salvaje: todos lo aplaudían por sus filminas. Ahora se quieren hacer los distraídos.
Hasta que no pidan perdón por el daño que causaron, seguirán afuera del sistema político. Y por eso la Justicia debe madurar. Debe dejar de tenerle miedo a una ladrona que le hizo tanto daño a la Patria. La independencia judicial no se ruega: se ejerce.
El valor de un hombre se mide por lo que no teme decir y por lo que no teme hacer.
Opiniones libres, hechos sagrados.
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