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Fecha de publicación: 29 de Octubre de 2025 a las 10:39:00 hs

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Medio: TN

Categoría: GENERAL

Nueve consejos para ayudar a niños y adolescentes a gestionar el estrés

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Descripción: Algunas veces, los más chicos también pueden estar sometidos a situaciones que no siempre saben manejar. Por eso, es importante que cuenten con la ayuda de adultos para evitar consecuencias negativas.

Contenido: El estrés es un proceso normal que se activa cuando percibimos riesgos reales o imaginarios o cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles. Es algo que no solo ocurre en la adultez sino que también sucede en la infancia y en la adolescencia cuando el rendimiento académico, las relaciones sociales o los problemas familiares pueden suponer importantes fuentes de tensión.

Al menos en un primer momento, la respuesta de estrés es “sana” y, al igual que en los adultos, ayuda a los niños a hacer frente a lo que desde la psicología denominamos “estresores ambientales”, ya que, gracias a la respuesta de estrés, se produce una serie de cambios que permiten afrontar los problemas de forma eficaz, señala Vanesa Fernández López, psicóloga española, especialista en emociones.

Además, dijo que la respuesta de estrés hace que aumenten la atención y la concentración y disminuyan los tiempos de reacción, pero también, en el caso de los menores, tener demasiadas fuentes de estrés o que permanezcan en su entorno demasiado tiempo puede ser perjudicial y tener consecuencias negativas tanto para su salud física y emocional, como para su desempeño social, familiar y académico.

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Ante esta situación, los adultos que convivimos con niños y adolescentes somos los primeros encargados de facilitar su detección y ayudarlos a gestionar sus niveles elevados de estrés.

Cuando el estrés es demasiado frecuente o intenso o dura demasiado, puede desencadenar consecuencias negativas que se manifiestan especialmente en las siguientes áreas:

En los niños pequeños, es frecuente encontrar estresores relacionados con la separación de sus figuras de apego o el abandono, mientras que entre los 7 y 12 años son los problemas con hermanos o compañeros así como el rendimiento académico sus principales fuentes de estrés.

En la adolescencia, los principales estresores son los cambios corporales, la preocupación por el aspecto físico, los problemas de identidad y la relación con el otro sexo. Algunas de las áreas donde se pueden producir situaciones de estrés son:

En la actualidad, las altas tasas de jóvenes con problemas emocionales son preocupantes, indica la psicóloga, por lo cual, es importante ayudarlos a gestionar sus niveles de estrés como primera medida para cuidar su salud mental.

Algunas pautas son:

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