Fecha de publicación: 27 de Octubre de 2025 a las 10:11:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: Las redes sociales, los juegos exigentes y las apps de mensajería como WhatsApp pueden saturar la memoria y el procesador, ralentizando el teléfono; así que gestionar estos procesos ayuda a mantener la fluidez y la autonomía de la batería
Contenido: La lentitud de un teléfono Android suele estar vinculada a la acumulación de efectos visuales y procesos en segundo plano que sobrecargan los recursos del dispositivo. Desactivar las animaciones y efectos gráficos del sistema se presenta como un truco eficaz para optimizar el rendimiento, sobre todo en modelos antiguos o de gama media.
Al prescindir de transiciones visuales innecesarias, el sistema responde con mayor agilidad al ejecutar aplicaciones, cambiar de pantalla o realizar tareas cotidianas, sin que esto afecte el funcionamiento de las aplicaciones instaladas.
El procedimiento para desactivar estas animaciones implica acceder a las opciones de desarrollador en la configuración del teléfono y reducir o eliminar las escalas de animación.
Esta acción permite que el dispositivo aproveche mejor la memoria RAM y la capacidad de procesamiento, lo que se traduce en un desempeño más eficiente y una experiencia de uso más fluida.
El rendimiento de un celular Android puede verse comprometido por el uso de ciertas aplicaciones que consumen recursos de manera excesiva.
Plataformas de redes sociales como Facebook, Instagram, TikTok y X (Twitter) suelen permanecer activas en segundo plano, actualizándose de forma constante, descargando contenido y almacenando archivos temporales. Esta actividad no solo ralentiza el sistema operativo, ocupa espacio de almacenamiento y puede agotar la batería con rapidez.
Además, las aplicaciones de mensajería, entre ellas WhatsApp, Telegram y Messenger, pueden afectar la velocidad del dispositivo cuando se acumulan grandes volúmenes de mensajes, fotos y videos, o si se mantienen activas las copias de seguridad automáticas.
Por su parte, los juegos con altos requerimientos gráficos, como Call of Duty Mobile, PUBG Mobile y Genshin Impact, demandan una gran potencia de procesamiento y memoria, lo que puede provocar una disminución en la fluidez del teléfono, sobre todo si se ejecutan con otras apps.
Otro factor que incide negativamente en el rendimiento es la presencia de aplicaciones de limpieza o supuestos “optimizadores”. Aunque prometen acelerar el dispositivo, en muchos casos consumen recursos innecesarios, muestran publicidad invasiva o permanecen activas en segundo plano, lo que termina por ralentizar aún más el sistema.
También, el bloatware, es decir, las aplicaciones preinstaladas por el fabricante u operador que rara vez se utilizan, ocupa espacio y memoria, afectando la fluidez general del celular.
Asimismo, el uso excesivo de widgets y fondos animados incrementa el consumo de RAM y energía, lo que puede repercutir en la velocidad y autonomía del dispositivo.
Para mantener un funcionamiento ágil y eficiente, se recomienda conservar únicamente las aplicaciones esenciales, revisar los permisos concedidos y evitar la saturación de procesos en segundo plano.
Sumado a estas medidas, mantener el sistema operativo actualizado contribuye a mejorar el rendimiento. Liberar espacio de almacenamiento resulta fundamental, porque cuando la memoria interna se encuentra casi llena, el dispositivo tiende a volverse más lento.
Eliminar aplicaciones que no se utilizan, limpiar archivos temporales y vaciar la caché de manera regular puede marcar una diferencia en la velocidad de respuesta.
Revisar las aplicaciones que se ejecutan en segundo plano y desactivar las actualizaciones automáticas o notificaciones innecesarias ayuda a reducir la carga sobre el procesador y la batería.
Mantener la batería en buen estado, evitando el sobrecalentamiento, no permitiendo que se descargue por completo y utilizando cargadores certificados, contribuye a prolongar su vida útil y estabilidad.
Reiniciar el dispositivo de forma periódica puede resolver procesos bloqueados y mejorar la velocidad general. En situaciones más complejas, realizar una restauración de fábrica permite eliminar errores acumulados y recuperar la fluidez inicial del sistema.
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