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Fecha de publicación: 26 de Octubre de 2025 a las 12:59:00 hs

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Medio: INFOBAE

Categoría: GENERAL

Alerta en Latinoamérica: las redes sociales no están ayudando a combatir el matrimonio infantil

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Descripción: Testimonios de menores de quince países muestran que la tecnología ha modificado la manera en que se producen las uniones forzadas, una realidad que afecta a 12 millones de niñas cada año

Contenido: El aumento de la adopción de redes sociales ha introducido un nuevo desafío en la lucha contra el matrimonio infantil en Latinoamérica y otras regiones, según advierte un reciente informe de Plan Internacional presentado en el Congreso de los Diputados con motivo del Día de la Niña.

Lejos de contribuir a erradicar esta práctica, las plataformas digitales han facilitado el contacto entre menores y hombres adultos, lo que, fuera del control familiar, termina por desencadenar presiones para formalizar relaciones y preservar la reputación de las niñas.

El estudio, titulado ‘Déjame ser una niña, no una esposa: Experiencias de niñas que viven el matrimonio infantil’, recoge los testimonios de más de 250 menores de 15 países: Bangladés, Camboya, Indonesia, Nepal, Etiopía, Mozambique, Uganda, Zambia, Colombia, República Dominicana, Guatemala, Ecuador, Nigeria, Níger y Togoy.

Un dato alarmante del informe es que 12 millones de niñas contraen matrimonio cada año. Aunque en la última década la tasa global de matrimonios infantiles ha descendido del 22% al 19%, el informe subraya que el fenómeno persiste y se transforma, con las redes sociales como un factor emergente.

A pesar de que en 14 de los 15 países analizados el matrimonio infantil es ilegal con la excepción de Níger, la práctica persiste por la aceptación social de uniones informales, que no se registran oficialmente pero generan las mismas consecuencias negativas.

Según Plan Internacional, la pobreza continúa siendo el principal motor de estos matrimonios, pero la tecnología ha introducido nuevas dinámicas. La organización señala en su comunicado que “las redes sociales están facilitando el establecimiento de relaciones entre niñas y hombres mayores que fuera del control parental”.

A medida que estas relaciones avanzan, las familias suelen ejercer presión sobre las menores para formalizarlas, con el objetivo de “preservar el honor familiar y la reputación de la niña”, según la misma fuente.

Concha López, directora de Plan Internacional, explicó que el informe arroja luz sobre cómo la tecnología perpetúa las desigualdades de poder. López afirmó que “hombres contactan con ellas, les prometen matrimonio, les prometen una salida y se aprovechan de su vulnerabilidad”, en declaraciones recogidas por EFE.

Añadió que, aunque muchas de estas conexiones se inician en internet, “nos cuentan cómo fue la presión familiar por el honor lo que las llevó a casarse. Muchas no han tenido alternativa, y hasta una de cada cuatro describen sus matrimonios como completamente forzados”.

El impacto de estas uniones es devastador para el desarrollo de las niñas. El informe destaca que seis de cada diez encuestadas afirmaron que, tras casarse, ni trabajan, ni estudian, ni reciben formación, y más de un tercio abandonó la escuela después del matrimonio.

Además, la mayoría de las entrevistadas manifestó no desear que sus propias hijas se casen prematuramente, y el 46% atribuyó su matrimonio a dificultades económicas y presión social.

En este contexto, Concha López hizo un llamado a la acción: “Hacemos un llamado a invertir en programas que enfrenten las creencias, prácticas y expectativas sociales dañinas que perpetúan el matrimonio infantil, y que brinden una verdadera protección a las niñas en riesgo”.

El acceso temprano y sin supervisión a las redes sociales expone a las niñas a ciberacoso, extorsión y difusión no consentida de imágenes privadas. Estas agresiones pueden resultar en daños psicológicos graves, incluyendo ansiedad, depresión y aislamiento social, lo que debilita su autoestima y confianza.

La exposición constante a contenidos sexualizados y la presión para cumplir ciertos estándares estéticos también afecta su bienestar emocional. Las niñas pueden ser blanco de grupos que promueven control o manipulación, perpetuando vulnerabilidades y facilitando situaciones de explotación más allá del núcleo familiar.

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