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Fecha de publicación: 23 de Octubre de 2025 a las 12:25:00 hs

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Medio: INFOBAE

Categoría: GENERAL

Nick Harkaway revive al famoso espía de su padre, John Le Carré, en “La decisión de Karla”

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Descripción: Sorpresa para los fans del espionaje literario. Un legado que se transmite de generación: la continuidad de una saga icónica, explorando nuevos secretos y dilemas morales en plena Guerra Fría

Contenido: El escritor británico Nick Harkaway, hijo de John Le Carré, resucita al espía más famoso creado por su padre, George Smiley, en una nueva novela, La decisión de Karla, un proyecto con el que sus herederos responden a la “lista de deseos” que les dejó su padre al morir.

“La carta decía: haced dinero con mi legado, cuidad de mis nietos, pasadlo bien y, por cierto, conseguid que sea el escritor más famoso de la historia en lengua inglesa”, recuerda Harkaway.

Harkaway imagina a su padre —fallecido en diciembre de 2020— sentado con un vaso de whisky mientras escribía esa carta, pensando en lo “muy divertido” que era.

La familia decidió que la mejor manera de mantener vivo el legado de Le Carré era dar continuidad a su serie de espionaje más exitosa, ambientada en la Guerra Fría y a la que pertenecen las novelas El topo (1974), El honorable colegial (1977) y La gente de Smiley (1979).

Al abordar la cuestión, Harkaway, autor de novelas de ciencia ficción y misterio como Gnomon, Angelmaker o Titanium Noir, presentó una lista de candidatos, pero su hermano le convenció de que debía ser él mismo quien asumiera el reto.

“Mi primera reacción fue negarme, porque era el mundo de mi padre, porque se trata de un icono del siglo XX y porque ha definido el modo en que la gente ve la Guerra Fría, pero enseguida me di cuenta de que todo eso eran en realidad motivos para hacerlo, por el reto que suponían”, asegura.

Smiley, un personaje con mucho del propio Le Carré, quien fue espía antes que escritor, apareció como personaje secundario en la tercera novela del autor, El espía que surgió del frío (1963), antes de convertirse en protagonista en la trilogía mencionada.

Pero entre esa tercera novela —llevada al cine por Martin Ritt, y El topo, que tuvo una adaptación protagonizada por Gary Oldman— hubo casi “una década perdida”, y ahí sitúa la trama de La decisión de Karla.

La historia comienza en la primavera de 1963, cuando Smiley deja su agencia secreta, Circus, pero su jefe, Control, lo convence para aceptar un último encargo relacionado con una emigrante húngara, un agente ruso que desertó y la desaparición del hombre al que debía asesinar.

La novela explora, así, cómo Karla pasa de ser un agente soviético más a convertirse en el archienemigo de Smiley.

Harkaway, que al igual que su padre usa un seudónimo —su apellido real es Cornwell—, está convencido de que aún hay mucho que aprender sobre la Guerra Fría, una época marcada por la deshumanización y el desprestigio de la verdad.

“No es que haya similitudes con la actualidad, es que es una continuidad. La Guerra Fría es producto de las decisiones tomadas en la primera mitad del siglo XX, es el puente entre el pasado y el presente”, afirma. “Ahora tenemos la invasión rusa en Ucrania: las líneas estratégicas son las mismas, hay un flujo continuo de violencia”.

En ese contexto, subraya, Smiley representa al hombre que lucha por preservar la moral, en una constante lucha interna sobre “qué y a quién es posible sacrificar y hasta dónde es posible llegar sin convertirte en lo mismo que el enemigo al que te enfrentas”.

Con más de sesenta millones de ejemplares vendidos y traducido a 36 idiomas, Le Carré fue uno de los escritores más leídos de las últimas décadas. Trabajó como espía durante casi una década y estuvo en el MI5 y en el MI6, una faceta que, más allá de sus novelas, preservó con discreción.

Lejos de la imagen misteriosa y erudita que a menudo se proyectaba, su hijo menor lo describe como un hombre “divertido y lleno de una profunda alegría”.

“Existe esta idea en la literatura de que la tristeza es profunda y la alegría no, pero él era un hombre alegre en el sentido más profundo”, subraya. Y como escritor, comprometido: “La esencia del compromiso personal y político de mi padre era la compasión”.

Fuente: EFE

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