Fecha de publicación: 22 de Octubre de 2025 a las 14:55:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: El cofundador de Microsoft identifica los campos con mayor resistencia a la automatización. Además, destaca la importancia de habilidades humanas, difíciles de replicar por algoritmos, en áreas estratégicas para el futuro laboral global
Contenido: La irrupción de la inteligencia artificial en el mercado laboral ha intensificado el debate sobre el futuro de las profesiones. La percepción de que labores como la abogacía o la medicina están a salvo del impacto de esta tecnología es, según Bill Gates, errónea.
Pese a que estas disciplinas requieren habilidades que los algoritmos aún no logran replicar, el empresario insiste en que expertos en programación, biología y eficiencia energética concentran las competencias más resistentes a la automatización.
En su blog Gates Notes, el filántropo ha afirmado que, si tuviera que elegir una carrera profesional en la actualidad, optaría sin dudarlo por alguna de estas tres áreas.
El cofundador de Microsoft sostiene que, pese a la sofisticación de la automatización, la supervisión experta, la toma de decisiones complejas y la innovación seguirán siendo dominios humanos en estos sectores.
Gates argumenta que la programación representa una forma esencial de alfabetización, porque el desarrollo de software constituye el lenguaje de sectores estratégicos como: las comunicaciones, la salud y la seguridad.
Aunque reconoce que la inteligencia artificial ha progresado en la generación de código, advierte que “la IA puede escribir código, pero aún necesita supervisión humana experta para desarrollarse correctamente”.
La labor de los programadores, explica, no se limita a crear herramientas digitales, sino que implica supervisar, corregir y orientar algoritmos, así como integrar valores éticos y detectar sesgos, tareas que los sistemas autónomos todavía no pueden asumir.
En el ámbito de la biología, Gates destaca su papel central en la innovación científica contemporánea. El auge de la biotecnología, la edición genética y la medicina personalizada ha abierto nuevas posibilidades para la prevención y el tratamiento de enfermedades.
Frente a desafíos médicos como pandemias o enfermedades crónicas emergentes, la experiencia humana resulta irremplazable. Según Gates, “la biología se ha transformado en la ciencia de nuestro tiempo”.
La afirmación subraya la necesidad de juicio humano en el análisis de sistemas vivos, la interpretación de datos biomédicos y la toma de decisiones complejas.
El criterio de los biólogos, sostiene, es esencial tanto en la gestión de crisis sanitarias como en el diseño de soluciones personalizadas en salud, porque los algoritmos, por avanzados que sean, no pueden replicar estas capacidades.
El sector de la energía ha adquirido una importancia estratégica ante la transición hacia fuentes limpias y la lucha contra el cambio climático. Gates subraya la relevancia de los expertos en energía en el desarrollo de tecnologías como la captura de carbono o el hidrógeno verde.
Estas innovaciones exigen profesionales capaces de comprender y rediseñar sistemas complejos, anticipando su impacto medioambiental. Aunque la inteligencia artificial contribuye a optimizar procesos energéticos, no logra sustituir la creatividad y el criterio humano necesarios para afrontar los retos de sostenibilidad.
El empresario sostiene que la innovación en energía no solo responde a una urgencia ambiental, sino que representa una fuente constante de oportunidades laborales y científicas.
El desarrollo, la interpretación y la adaptación de soluciones energéticas complejas, requieren habilidades analíticas que la automatización no puede reemplazar por completo.
Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Instituto Nacional de Investigación de Polonia (NASK) estima que uno de cada cuatro empleos en el mundo está potencialmente expuesto a la IA generativa.
El estudio indica que la transformación de las tareas, más que la sustitución total, será predominante. El análisis distingue entre empleos con alto riesgo de automatización y aquellos que evolucionarán mediante la adaptación de sus funciones.
Las ocupaciones administrativas figuran entre las más expuestas, mientras que las profesiones altamente cualificadas, como la programación, la biología y la energía, demuestran una mayor resiliencia.
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