Fecha de publicación: 5 de Octubre de 2025 a las 23:45:00 hs
Medio: TN
Categoría: GENERAL
Descripción: Parrillas, comidas caseras y el recuerdo de Rosas y Quiroga: el destino perfecto para una escapada de fin de semana.
Contenido: A solo 120 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, hay un rincón que invita a cortar con la rutina y disfrutar de un día distinto. Azcuénaga, en el partido de San Andrés de Giles, se transformó en uno de los destinos favoritos para quienes buscan naturaleza, buena comida y un viaje directo al pasado.
Durante la semana, el pueblo es pura tranquilidad: calles de tierra, casas bajas y el silencio apenas interrumpido por el canto de los pájaros. Pero los fines de semana, todo cambia. Cientos de turistas llegan atraídos por su polo gastronómico y su historia, listos para relajarse y pasarla bien.
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En los últimos años, Azcuénaga se ganó un lugar en el mapa foodie bonaerense. El pueblo ofrece de todo: parrillas, pastas, bodegones y cocina de autor. Los restaurantes La Porteña, CT y el club Recreativo Apolo son paradas obligadas para probar platos abundantes y caseros, siempre con la atención cálida de los vecinos, que no dudan en compartir anécdotas y secretos del lugar.
Además, hay una feria de emprendedores donde se pueden conseguir productos regionales y artesanías, ideal para llevarse un recuerdo distinto.
Pero Azcuénaga no es solo comida. El pueblo guarda una joya para los amantes de la historia: la Posta de Figueroa, escenario del último encuentro entre Juan Manuel de Rosas y Facundo Quiroga en 1834, casi medio siglo antes de la fundación del pueblo.
La vieja estancia, ubicada a un kilómetro del antiguo Camino Real, fue testigo de una charla clave entre dos de los grandes caudillos argentinos. Al día siguiente, Rosas le escribió a Quiroga una carta en la que le explicaba por qué creía que el país no estaba listo para un gobierno nacional. Esa carta apareció entre las pertenencias de Quiroga cuando lo asesinaron en Barranca Yaco, Córdoba, un año después.
La Posta de Figueroa también alojó a figuras como Lucio Norberto Mansilla, Estanislao López, Juan Lavalle y José María Paz. Hoy, la estancia sigue habitada por descendientes de los dueños originales y solo se puede ver desde lejos, pero en 2021 fue declarada Monumento Histórico Nacional.
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El recorrido por Azcuénaga no termina ahí. Los visitantes pueden conocer la vieja estación ferroviaria, que marcó el nacimiento del pueblo el 1° de abril de 1880, y la Capilla Nuestra Señora del Rosario. También hay paseos por fondas históricas y la feria de emprendedores, donde la tradición y la modernidad conviven en cada puesto.
El crecimiento del turismo hizo que muchos decidieran mudarse a Azcuénaga. En los últimos años, aparecieron nuevos loteos y construcciones modernas que contrastan con el casco histórico, al darle al pueblo una energía renovada.
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