Fecha de publicación: 4 de Octubre de 2025 a las 12:50:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: El colapso ocurrió el viernes por la noche en una zona residencial afectada por la erosión marina y la marejada provocada por los sistemas ciclónicos que se formaron en el Atlántico
Contenido: La caída de una vivienda en la costa de Carolina del Norte por efecto del fuerte oleaje renovó la alarma sobre las consecuencias de los fenómenos meteorológicos para los residentes de los Outer Banks. El derrumbe ocurrió el viernes por la noche en Rodanthe, al norte de Buxton, donde se habían producido otros colapsos días antes debido al mar agitado. La persistencia de la erosión costera mantuvo en alerta a autoridades y comunidades locales ante la amenaza de nuevos incidentes.
Según informó la Costa Nacional de Cabo Hatteras y reseñas de FOX Weather, la vivienda, situada en la cuadra 23000 de GA Kohler Court, quedó destruida por el golpe de las olas tras el paso de dos huracanes en el Atlántico. Equipos encargados de la limpieza advierten sobre la presencia de escombros y restringen el acceso a varias áreas cercanas, en tanto se continúa con la remoción y evaluación de daños.
La Cape Hatteras National Seashore reportó que, desde 2020, el litoral de Carolina del Norte ha perdido 21 casas privadas como consecuencia directa de fenómenos de erosión y actividad ciclónica. La reciente incidencia de los huracanes Imelda y Humberto aporta contexto a la sucesión de derrumbes, según registros de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y del Centro Nacional de Huracanes (NHC).
La erosión del litoral atlántico y la exposición a fuertes marejadas explican el derrumbe de viviendas situadas a poca distancia de la orilla en sectores como Rodanthe y Buxton. De acuerdo con la NOAA, el incremento de episodios de oleaje alto deriva directamente de la actividad ciclónica en el Atlántico y del efecto combinado de marejadas recurrentes. Desde 2020 han sido destruidas 21 casas solo en el parque nacional Cape Hatteras National Seashore, con nueve derrumbes en Buxton desde septiembre y doce en Rodanthe.
Según análisis meteorológicos de la NOAA y el NHC, el oleaje extremo observado la última semana fue consecuencia directa de los huracanes Imelda y Humberto. Ambos sistemas alcanzaron intensidades relevantes y, a pesar de mantenerse lejos de la costa, la energía de sus vientos generó olas superiores a los 4 metros en los Outer Banks. La interacción inusual de ambos ciclones intensificó estas condiciones, en lo que los expertos definen como “efecto Fujiwhara”. El fenómeno implica que dos ciclones cercanos se potencian, reforzando el oleaje y la peligrosidad en las zonas de playa, según reseñó The Weather Channel.
A finales de septiembre, el huracán Humberto alcanzó categoría 4 y se mantuvo a más de 600 kilómetros de la costa este, pero produjo oleaje elevado y corrientes de resaca desde Florida hasta Carolina del Norte. Imelda, por su parte, evolucionó cerca de las Bahamas, se fortaleció rápidamente y mantuvo su trayectoria en mar abierto, pero reforzó la marejada y las condiciones adversas en el litoral. Según la NOAA, la combinación de sendos sistemas hizo más intenso y persistente el azote de las olas. Los efectos principales en los Outer Banks fueron el colapso de viviendas en primera línea de playa y residuos esparcidos en sectores turísticos y residenciales.
El viernes por la noche, la Cape Hatteras National Seashore advirtió a residentes y visitantes sobre el riesgo de aproximarse al área de GA Kohler Court, donde se produjo el colapso, y a las calles aledañas, como Atlantic Drive, ante la presencia de escombros y pilotes inestables. Dos decenas de cuadrillas desplegadas en Buxton y Rodanthe se encargan de la limpieza y remoción de restos, bajo lineamientos del parque nacional y organismos de emergencia estatal. “Los visitantes de la costa deben mantenerse alejados del sitio de la casa derrumbada y tener precaución en los kilómetros al sur del sitio, particularmente entre GA Kohler Court y Atlantic Drive, debido a la presencia de escombros potencialmente peligrosos”, comunicaron desde la administración de la costa nacional.
La pérdida sucesiva de viviendas transforma el paisaje en los Outer Banks y afecta el valor de las propiedades, los flujos de visitantes y la seguridad de residentes. La erosión expone estructuras a daños futuros y limita la recuperación de zonas turísticas. Según reportó AP News, la situación obliga a actualizaciones constantes de planes urbanísticos, mayor monitoreo ambiental y advertencias continuas durante la temporada de huracanes. Una evaluación de la Cape Hatteras National Seashore también remarca que gran parte de la infraestructura pública y residencial del litoral se encuentra sobre pilotes, lo que incrementa la vulnerabilidad ante fenómenos de mar de fondo y tormentas atlánticas.
Con la disminución reciente del oleaje y el levantamiento del aviso de mar gruesa por parte de la NOAA, la recuperación se centra en la remoción de residuos y la prevención de nuevos colapsos. Las autoridades mantienen la vigilancia sobre viviendas aún en condición inestable, así como sobre tramos de playa susceptibles a la erosión. El monitoreo climático permanece activo ante la posibilidad de nuevas tormentas, mientras la administración local y los organismos federales evalúan acciones para mitigar el riesgo y proteger a los afectados durante el resto de la temporada ciclónica.
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