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Fecha de publicación: 25 de Septiembre de 2025 a las 18:19:00 hs

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Medio: INFOBAE

Categoría: GENERAL

Varias ONG acusaron al régimen iraní de dejar morir a una presa política al negarle atención médica

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Descripción: Fuentes cercanas a la familia señalaron que cuando Somayeh Rashidi sufrió convulsiones, los funcionarios penitenciarios se negaron a trasladarla a la enfermería e incluso la golpearon

Contenido: Dos ONG opositoras denunciaron este jueves la muerte de Somayeh Rashidi, presa política iraní de 42 años, como consecuencia del trato negligente recibido en la prisión femenina de Qarchak, en la provincia de Teherán.

Según informó la ONG Hengaw, con sede en Oslo, la enfermedad y el posterior coma de Somayeh Rashidi fueron consecuencia de la “denegación de tratamiento médico” mientras permanecía recluida en la prisión de Qarchak, un centro conocido por sus pésimas condiciones. La organización aseguró que “la negligencia empeoró su condición, lo que provocó convulsiones y finalmente un coma”.

La ONG denunció que, en lugar de brindarle tratamiento apropiado, los médicos de la cárcel solo le proporcionaron sedativos y medicación psiquiátrica, que empeoraron los problemas de salud que había desarrollado en prisión.

Fuentes cercanas a la familia señalaron que cuando Rashidi sufrió convulsiones, los funcionarios penitenciarios se negaron a trasladarla a la enfermería e incluso la golpearon. Solo fue derivada a un hospital tras las quejas y la presión de sus compañeras de celda. Estas mismas fuentes denunciaron además que los familiares han recibido presiones para declarar oficialmente que la muerte fue producto de un “error hospitalario”.

Rashidi fue detenida el 24 de abril de 2025 por escribir eslóganes de protesta en muros de Teherán y acusada de “propaganda contra el Estado”. Inicialmente estuvo recluida en la cárcel de Evin, pero tras el ataque israelí contra esa prisión durante la guerra de 12 días en junio, fue trasladada a Qarchak junto con otras prisioneras.

La ONG Iran Human Rights, también con sede en Oslo, confirmó estos hechos y añadió que Rashidi “se enfermó gravemente en prisión, pero a pesar de las repetidas súplicas de otras reclusas para trasladarla a un hospital, las autoridades penitenciarias se negaron hasta que perdió el conocimiento y cayó en coma”. La ONG agregó que otra mujer había muerto recientemente en la misma prisión debido al maltrato recibido, cuyo cadáver permaneció horas sin ser retirado por el personal.

Su director, Mahmood Amiry-Moghaddam, declaró: “La prisión de Qarchak es símbolo de una negación evidente de la humanidad y de la dignidad humana. El funcionamiento continuado de estas instalaciones es una mancha en la conciencia del mundo”.

La ONG denunció que en dicha prisión las mujeres están confinadas en espacios hacinados, sin ventilación ni iluminación adecuadas, en condiciones insalubres y sometidas además a tratos degradantes y sexistas. Ambas organizaciones coincidieron en que Rashidi era una “presa política” y responsabilizaron al régimen iraní de su muerte.

La televisión estatal iraní confirmó el fallecimiento y lo atribuyó a “problemas médicos previos a su arresto”, destacando que murió “a pesar de los esfuerzos del personal médico”.

Por su parte, el poder judicial la presentó como integrante de la organización prohibida Muyahedin-e-Khalq (MEK), vinculada al Consejo Nacional de Resistencia de Irán (NCRI). También señaló que ya había sido arrestada en 2022 y 2023, y que en esta última ocasión se le confiscó “equipo especial”, sin ofrecer más detalles.

Las autoridades iraníes, bajo el liderazgo supremo de Ali Khamenei, han intensificado la represión desde las protestas de 2022-2023, un escenario que, de acuerdo con activistas, se ha agravado aún más tras la guerra con Israel.

El NCRI, sin confirmar si Rashidi pertenecía al MEK, responsabilizó directamente a las autoridades iraníes al afirmar: “Negar a los presos políticos el acceso a tratamiento médico por parte de los esbirros de Khamenei es un crimen bien documentado y sistemático, utilizado para quebrarlos y matarlos lentamente”.

La fundación de Narges Mohammadi, Nobel de la Paz 2023, se sumó a las críticas y aseguró que la muerte de Rashidi “no es un accidente, sino el resultado de una política sistemática de negligencia y crueldad dentro de las prisiones iraníes”.

(Con información de AFP/EFE)

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