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Fecha de publicación: 20 de Septiembre de 2025 a las 23:01:00 hs

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Medio: INFOBAE

Categoría: GENERAL

Salud mental adolescente: un estudio advirtió sobre el aumento de los suicidios en jóvenes

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Descripción: Un informe del Observatorio del Desarrollo Humano y Vulnerabilidad de la Universidad Austral alertó sobre las cifras de un fenómeno multicausal, especialmente en chicas menores de 19 años. Conocer las razones es clave para acompañar y prevenir, remarcaron las investigadoras a Infobae

Contenido: Se supone que la idea de la muerte debería ser algo lejano en ciertas etapas de la vida: la adolescencia es una de ellas, la etapa de los amigos, el tiempo libre y la construcción del futuro. Sin embargo, en Argentina y muchos países de la región, los datos sobre suicidios obligan a enfrentarse a una dura realidad.

Así lo expone un informe reciente del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, liderado por la doctora en Neurociencias y magister en Neuropsicología Rocío González y la doctora en Psicóloga y magíster en Neurociencias y Educación Victoria Bein, ambas investigadoras en salud mental.

El documento “Estudiantes argentinos: un llamado a la prevención en salud mental de adolescentes y jóvenes” advirtió que en 2023, por primera vez en el país, el suicidio se transformó en la principal causa de muerte entre mujeres de 10 a 19 años.

Durante ese año, se registraron 148 suicidios en chicas, por encima de las muertes por enfermedades oncológicas (119) y los accidentes (103).

Aunque el salto histórico más notorio se dio en las adolescentes, el suicidio sigue afectando más a los varones: en 2023 se registraron 148 casos en mujeres y 238 en hombres en menores de 19 años.

Pero la problemática no solo crece entre adolescentes, en los jóvenes de 20 a 29 años, los suicidios alcanzaron los 1.030 casos en 2023, el registro más alto desde 2017.

El análisis del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral se basó en los últimos datos disponibles del Sistema de Estadísticas de Salud publicadas por el Ministerio de Salud de la Nación a principios de este año, que relevan las causas de fallecimiento de la población argentina hasta 2023.

¿Qué explica el crecimiento sostenido de las cifras en los intentos por quitarse la vida?

“La familia y la escuela son los principales contextos de socialización que influyen en la salud mental de los adolescentes y jóvenes”, señalan las investigadoras.

El análisis del informe no solo muestra estadísticas: plantea la necesidad de comprender el suicidio como un fenómeno multicausal, donde confluyen factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales.

Ante la consulta de Infobae, la doctora en Neurociencias Rocío González, una de las autoras del estudio, enfatizó que en la población infantojuvenil los principales factores de riesgo incluyen:

Estos factores, advirtió González, se combinan y potencian, incrementan la vulnerabilidad emocional y el riesgo de conductas suicidas en adolescentes y jóvenes.

Al indagar sobre las razones particulares que convirtieron al suicidio en la principal causa de muerte en adolescentes mujeres, González destacó el impacto diferencial de las redes sociales: “La comparación social constante, los discursos de perfeccionismo corporal y las experiencias de acoso online o ciberbullying afectan de forma desproporcionada a las adolescentes, afectan negativamente su autoestima e incrementando los síntomas depresivos y de ansiedad, así como conductas autolesivas.”

Según detalló la investigadora, “el 20% de las adolescentes reporta preocupación por su imagen y entre 6-8% presenta conductas alimentarias de riesgo, factores fuertemente asociados a ideación suicida“.

En ese sentido, la doctora Bein expresó que la adolescencia “debería ser un tiempo de construcción de ciudadanía y de vínculos, pero la fragilidad emocional la atraviesa cada vez con más fuerza”.

Pero los riesgos no están solo en el universo virtual. González subrayó que “las adolescentes presentan una mayor carga emocional y presión en los vínculos familiares: según UNICEF, reportan más conflictos en el hogar y mayor dificultad para hablar de su salud mental”.

Además, resaltó que, pese a que las mujeres pueden tener objetivamente buenas habilidades emocionales, se perciben menos competentes, lo que las lleva, en situaciones difíciles, a usar estrategias desadaptativas como la rumiación y la autoculpabilidad: “Esto lleva a incrementar los niveles de afectividad negativa, autocrítica y desesperanza, cuestiones que están de base en el riesgo suicida”.

Sin redes de apoyo ni detección temprana, este escenario de vulnerabilidad se agrava. La especialista remarcó, además, que “promover habilidades socioemocionales en la escuela y la familia puede reducir hasta en un 30-40% los intentos de suicidio en adolescentes”.

Al analizar los datos, surgen patrones y cambios que llaman especialmente la atención por su impacto en la salud mental juvenil. Uno de los aspectos más relevantes es la marcada diferencia por género, tanto en términos de riesgo –como las tasas de suicidio o el abandono escolar– como en las variables protectoras, por ejemplo las habilidades emocionales o la autoeficacia. Sobre este punto, la doctora González destacó tres hallazgos principales del informe:

A su vez, el informe señala el fenómeno del aislamiento y la falta de escucha activa como factores que agravan el cuadro. El aumento en las tasas de suicidio no se explica sólo por tendencias individuales, sino por la persistencia de un contexto social que no facilita la expresión emocional ni provee herramientas para el manejo de la adversidad y el dolor psíquico, plantearon las autoras.

“La salud mental de adolescentes y jóvenes debe pensarse como un eje transversal del proceso socioeducativo, no como un complemento. Contar con información robusta y representativa es clave para orientar las políticas públicas”, sostuvo González.

El informe señala que la falta de habilidades para manejar las emociones es uno de los principales motivos que aumentan el riesgo de suicidio.

Las competencias para reconocer y gestionar emociones, regular la frustración o la ira y desplegar la empatía suelen estar desatendidas en el ámbito escolar y familiar de muchos chicos.

En muchos casos, padres, madres, docentes y adultos responsables tampoco recibieron formación en estas áreas, lo que dificulta su capacidad de acompañar a quienes están creciendo bajo estas nuevas condiciones.

“La adolescencia argentina transita hoy un escenario complejo donde la fragilidad emocional se enfrenta sin las herramientas necesarias para afrontar los desafíos de esta etapa vital”, explicó González.

En tanto, Bein, desde su perspectiva como psicóloga especializada en desarrollo adolescente, añadió: “Invertir en prevención emocional en las familias y en las escuelas es invertir en el futuro. No podemos permitirnos que las muertes por suicidio sigan siendo la primera causa de muerte evitable entre adolescentes. Las estrategias de prevención emocional deben ser consideradas un derecho dentro de la educación integral”.

El análisis del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, no se limita al diagnóstico. El informe indica que existen recursos, conocimiento científico y experiencias internacionales que demuestran la efectividad de la prevención temprana, siempre y cuando se trabaje de modo articulado entre todos los actores sociales.

En su análisis de alternativas posibles, González y Bein hablan de la implementación de programas de prevención emocional desde la infancia, acompañar la formación de adultos responsables —padres, madres, docentes— en competencias socioemocionales y la promoción de espacios de escucha activa. Todo ello apunta a evitar llegar a la situación límite, antes de que los conflictos se transformen en riesgo vital.

El informe sostiene la necesidad de asumir la salud mental como un eje transversal y prioritario en la vida escolar: desde contenidos en el aula que permitan identificar, gestionar y pedir ayuda frente al dolor emocional, hasta el desarrollo de protocolos de detección y acompañamiento en las instituciones.

Este panorama puede resultar abrumador, sin embargo, el enfoque de las investigadoras de la Universidad Austral es claro: entender es el primer paso para intervenir y prevenir.

Si en algún momento de la vida se experimentan ideas suicidas, no dudar en consultar al sistema de salud, a personas del entorno escolar, laboral o afectivo. Llamar al 0800-333-1665, dirigirse a una guardia de Salud Mental en el hospital público más cercano, y/o comunicarse con el SAME (107).

Líneas de prevención del suicidio:

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