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Fecha de publicación: 17 de Septiembre de 2025 a las 10:44:00 hs

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Medio: TN

Categoría: GENERAL

Joan Garriga, psicólogo: “Hablar de constelaciones familiares invita a mirar más allá de lo evidente”

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Descripción: En el cuerpo, está escrita la historia de cada persona. Hay que revisar las raíces y los vínculos como camino hacia el bienestar emocional y espiritual.

Contenido: Hablar de constelaciones familiares es hablar de un método que invita a mirar más allá de lo evidente. Joan Garriga, licenciado en Psicología y creador del Instituto Gestalt de Barcelona, lleva décadas trabajando con esta herramienta que se expandió en el mundo hispanohablante y que cada vez convoca a más personas interesadas en comprender el peso de sus historias familiares.

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Para Garriga, el cuerpo es mucho más que un soporte físico: es la memoria viva donde se inscriben los aprendizajes, las heridas, las defensas y los legados de quienes nos precedieron. En su mirada, las constelaciones funcionan como una lupa que permite explorar los vínculos invisibles, resignificar las narrativas familiares y abrir espacio a un futuro menos condicionado por el dolor del pasado.

Garriga sostiene que muchas veces el cuerpo sabe lo que la mente aún no puede comprender. Las huellas de los vínculos primarios con padres, abuelos o parejas quedan grabadas en la memoria corporal y condicionan nuestra manera de vivir, relacionarnos y hasta de enfermar.

“En nuestro cuerpo están escritas tanto las bendiciones como las heridas. A través de las constelaciones podemos reestructurar esa información y contar nuestra historia de otra manera, siempre orientados al buen vivir”, explica. Desde esa perspectiva, las heridas no son solo lastres: también representan la oportunidad de transformarse y de soltar aquello que limita.

Las raíces familiares, según Garriga, son ineludibles. Allí conviven tanto la potencia como los obstáculos. “Los impactos que vivieron nuestros antepasados, pérdidas, exilios, enfermedades o traiciones, generan circuitos y programaciones que siguen vivos en nosotros”, señala. Sin embargo, considera que este legado no es solo una carga, también transmite aprendizajes de resiliencia y supervivencia.

Hoy la neurociencia y la epigenética respaldan lo que durante mucho tiempo fue intuición: las experiencias de las generaciones anteriores pueden influir en la biología y la conducta de sus descendientes. Por eso, trabajar con el árbol genealógico es, para Garriga, una forma de iluminar el presente y orientarse hacia el futuro.

El psicólogo destaca que las constelaciones no se limitan a desenterrar historias, apuntan a reconciliarse con lo que fue para abrirse a lo que puede venir. “El futuro tiene más fuerza que el pasado porque nos invita constantemente a nuevas formas de vivir y a mayor bienestar”, afirma.

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Para Garriga, las heridas personales o familiares pueden convertirse en trampolines hacia una vida más consciente. Cita ejemplos de figuras como Nelson Mandela o José Mujica, que transformaron el sufrimiento en trascendencia y fortaleza. “Lo que ha sido integrado no se transmite. Una herida trabajada deja de ser legado”, explica.

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