Fecha de publicación: 15 de Septiembre de 2025 a las 03:49:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: La muerte del joven activista ha coincidido en nuestro país con el estreno de la última película de Ari Aster, una sátira en torno a la fractura política en los Estados Unidos
Contenido: El impacto por el asesinato de Charlie Kirk, de 31 años, ha sacudido a la sociedad estadounidense, dejando al descubierto la profundidad de la fractura política y la escalada de violencia que atraviesa el país.
La muerte del activista conservador, ocurrida en un campus universitario de Utah mientras debatía con opositores, ha convertido a Kirk en un símbolo para muchos jóvenes conservadores, quienes ahora lo ven como un mártir de su causa.
La tragedia ha coincidido en nuestro país con el estreno de la película Eddington, de Ari Aster y muchas voces han puesto de manifiesto las relaciones entre lo que ha ocurrido en la realidad con lo que retrata la ficción, que se erige como una sátira en torno a la locura a la que parece abocado nuestro mundo en la actualidad a causa de las ideologías extremistas.
La nueva y polémica obra de Ari Aster, que se presentó en el pasado Festival de Cannes, se ubica en un pequeño pueblo ficticio de Nuevo México en plena pandemia de Covid.
En ese contexto se presentan dos personajes: el sheriff Joe Cross (Joaquin Phoenix), republicano de pura cepa y negacionista, que está obsesionado con el alcalde Ted Garcia (Pedro Pascal) que, en teoría quiere modernizar las estructuras de ese territorio, aunque en el fondo, también tiene sus propias motivaciones.
Dentro de ese clima de extrañeza encontraremos todo un grupo de personajes que nos introducirán en un espacio de auténtica paranoia: líderes de sectas, jóvenes tendentes a la manipulación de la redes sociales, nativos americanos y terroristas antifascistas, precisamente una de los motivos por los que el presidente Donald Trump ha calificado el asesinato de Kirk como un atentado de la izquierda radical.
Y es que la simple contienda que se establece entre los dos protagonistas y antagonistas de Eddington, ya se erige como una representación de la polarización extremista a la que estamos asistiendo, sobre todo si, a eso se añade que, durante la trama encontramos algunos de los males que asolan nuestro tiempos: el fanatismo religioso, el odio hacia el inmigrante y las minorías, las teorías ‘conspiranoicas’, lo ‘woke’ y la cultura de la cancelación.
Una mezcolanza que plantea un panorama casi apocalíptico en el que ya no hay ni héroes ni villanos, solo una confusión y una crispación desmesurada que emerge por la vía de la violencia y la brutalidad desmedida.
El resultado es una película de alto voltaje sobre la deriva irracional y beligerante de la nación yanqui. Y eso es precisamente a lo que estamos asistiendo casi en directo.
La combinación de una retórica cada vez más divisiva, la proliferación de burbujas informativas en redes sociales y el fácil acceso a armas de fuego ha incrementado la tensión y el temor a nuevos episodios de violencia.
El final de Eddington no resulta especialmente alentador. La violencia engendra violencia y el odio hacia el otro ocupa un lugar esencial, de manera que la posibilidad del diálogo entre las partes enfrentadas, parece imposible.
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