Fecha de publicación: 19 de Agosto de 2025 a las 00:26:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: ESPECTACULOS
Descripción: La conductora abrió su intimidad, se refirió a su deseo de ser madre y la importancia de la criopreservación como opción para quienes desean planificar su maternidad sin presiones temporales
Contenido: La decisión de ser madre es muy personal. Laurita Fernández, a través de sus redes sociales, se abrió acerca de cómo a los 38 años eligió congelar óvulos para cuando elija quedar embarazada. Se refirió en detalle al procedimiento que llevó adelante en una clínica especializada y la oportunidad que le dio la criopreservación de poder tener hijos en el tiempo que desee.
Su decisión llegó tras finalizar su relación con Claudio “Peluca” Brusca, una ruptura que marcó un punto de inflexión en su vida personal. Frente a casi cinco millones de seguidores en Instagram, la conductora de Bienvenidos a ganar se sinceró: “Les voy a contar algo íntimo. Hace un par de meses congelé óvulos”, reveló, describiendo el proceso como una determinación nacida de su deseo de ser mamá.
En su testimonio, la actriz de La cena de los tontos expuso la profunda reflexión que la motivó. “Yo hace un par de meses estuve viviendo distintas cosas en la vida, en las que me di cuenta que cuanto más yo hablaba de esto y expresaba mis emociones y decía lo que sentía desde el amor, más liviana y más feliz me sentía”, explicó. “Lo hice de manera súper privada y reservada; no lo sabía casi nadie. Fueron pasando las semanas y me animé a abrirme con mi grupo de amigas, a contárselo a gente cercana”, compartió.
La actriz identificó en la criopreservación de óvulos una oportunidad crucial para planificar su proyecto familiar en el tiempo adecuado. “Es una herramienta que hoy tenemos, que está buenísima para muchas mujeres que queremos ser madres y formar nuestra familia, como es mi caso, pero que no buscamos un embarazo ahora. Es una herramienta que te da cierta libertad y tranquilidad para poder hacerlo a futuro”, expresó.
Luego Laurita describió cómo vivió cada etapa del tratamiento. “Dura de 10 a 12 días pero en el que no podés estar haciendo ejercicio físico extremo y yo sentía que este era el año de hacerlo porque no estoy bailando en la obra ni en ningún programa de televisión, así que fui a mi ginecóloga a transmitirle mi deseo y me derivó a un especialista”, contó, resaltando que el contexto profesional le permitió priorizar este proceso. “El primer estudio al que tuve que someterme fue un análisis de sangre y una ecografía para medir mi reserva ovárica”, pormenorizó.
Al adentrarse en el tratamiento, se enfrentó a ciertos temores personales: “Me enseñaron cómo aplicarme las inyecciones diarias que tenés que aplicarte en la panza, es como una lapicerita. Muchos saben que a mí me baja la presión cuando me saco sangre y yo le tenía miedo a esa parte puntual porque sentía que no iba a poder sola. Me enseñaron y me di cuenta que era muy sencillo”. Narró cómo la rutina de inyecciones, que se extendió por “diez, doce días”, no la limitó en sus labores. “Mientras yo seguía haciendo el programa, el teatro, me iba al interior a conducir con mi heladerita, ya que la medicación tiene que estar siempre refrigerada. No me privaba de hacer las actividades”, afirmó.
La animadora también abordó el deseo de mantener discreción en medio de la exposición mediática: “Estaba en pleno tratamiento y fui a los Martín Fierro de Teatro. Tuve que elegir un vestido que no se me marque la panza, ya que no quería que nadie se diera cuenta de lo que estaba pasando. Yo me estaba separando también y no quería que pensaran que era por esto”.
Sobre el procedimiento final, explicó: “Me dieron anestesia local, pero me durmieron porque yo no quería ver nada. Fue muy sencillo. Fue ambulatorio y a las dos horas ya estaba en casa. Me acompañó mi mamá”. Contó que luego de un día de reposo, retomó con normalidad su rutina. “En ese momento, los biólogos ya congelan tus óvulos para que estén disponibles para cuando quieras utilizarlos”, relató, para terminar asegurando que sentía que su historia podía servirle a otras personas: “Me siento muy feliz de estar compartiéndolo porque siento que esto puede ayudar a muchas de ustedes que están del otro lado, pensándolo”.
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