Fecha de publicación: 12 de Agosto de 2025 a las 20:00:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: En una época donde las plataformas digitales posibilitan tanto la inmediatez como la escasa regulación, la proliferación de bulos se ve favorecida
Contenido: El actual proceso electoral en Bolivia ha estado marcado por el auge de la desinformación y la circulación de contenidos manipulados, impulsados por la sofisticación creciente de la inteligencia artificial. El episodio ocurrido tras el encuentro entre Javier Milei y el candidato a vicepresidente Juan Pablo Velasco en el Derecha Fest en Córdoba ilustra la peligrosidad de los deepfakes en el contexto político: un video editado, en el que se le atribuyeron a Velasco frases ofensivas mediante IA, se viralizó rápidamente, generando confusión y polarización. Este tipo de herramientas, capaces de replicar la voz y la imagen de una persona, representan un enorme reto para la integridad del debate democrático, la reputación de los candidatos y la confianza del electorado.
Este contexto de sobreinformación, donde las plataformas digitales posibilitan tanto la inmediatez como la escasa regulación, ha favorecido la proliferación de bulos: desde audios manipulados con inteligencia artificial —como el caso de un falso mensaje atribuido a Jorge Quiroga, candidato a la presidencia, sobre los bonos sociales— hasta campañas virales difundidas por influencers y generadores de contenido, quienes hoy alcanzan a millones a través de TikTok y otras redes.
El fenómeno de los deepfakes no solo afecta la reputación de candidatos o partidos, sino que logra amplificar el impacto emocional sobre determinados públicos. En ese sentido, el especialista en marketing político Sergio Vera, indica a El País que “las personas más vulnerables a este tipo de noticias son las pertenecientes a la generación X o a los baby boomers. Si bien usan la tecnología, la han adoptado de forma tardía y no han desarrollado habilidades para diferenciar estos contenidos”. Frente a la propagación de información falsa —como historias sobre la llegada masiva de migrantes venezolanos para alterar los resultados electorales—, la función de los fact-checkers cobra una relevancia inédita.
No obstante, la sofisticación de los contenidos manipulados exige un refuerzo de las prácticas ciudadanas y empresariales para evitar la manipulación electoral.
Incode, empresa enfocada en la verificación de identidad y prevención de fraudes, brinda una serie de recomendaciones para que las personas puedan detectar un deepfake.
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