Fecha de publicación: 12 de Agosto de 2025 a las 10:00:00 hs
Medio: TN
Categoría: GENERAL
Descripción: Esta patología es mucho más que un dolor de cabeza recurrente: es una condición que impacta la vida diaria y puede limitar las actividades más simples. Un nuevo enfoque permite un abordaje diferente.
Contenido: En los últimos años, las investigaciones comenzaron a mirar más allá del sistema nervioso para encontrar respuestas y una de las pistas más reveladoras está en un lugar inesperado: el intestino.
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El médico especialista en medicina interna y gastroenterología Facundo Pereyra (MN 94615) explica cómo la salud intestinal puede influir directamente en la aparición y la intensidad de las migrañas, y por qué modificar la alimentación y el manejo del estrés podría ser tan importante como los tratamientos farmacológicos.
Según Pereyra, en algunos pacientes existe un aumento de la permeabilidad intestinal que permite el paso de sustancias al organismo, generando una respuesta inflamatoria que impacta en el sistema nervioso y puede derivar en dolor de cabeza. A esto se suma el empobrecimiento de la microbiota intestinal, típico en muchos problemas digestivos, que reduce la producción de sustancias neuroprotectoras. Incluso, ciertos cambios hormonales producidos en el sistema digestivo pueden influir en la aparición de migrañas.
Entre los principales factores que alteran la microbiota y la permeabilidad, el especialista menciona el estrés crónico, la mala alimentación y, en menor medida, el uso de antibióticos o energizantes.
El abordaje propuesto por Pereyra combina una dieta antiinflamatoria y de reposo digestivo con técnicas de gestión del estrés, como ejercicio y meditación. En su consultorio, desarrollaron el Programa Bequicio o Recipiente Intestinal, basado en una dieta que busca permitir que el intestino se autorrecupere, reduzca la inflamación y normalice las secreciones beneficiosas para el organismo.
La alimentación personalizada es fundamental, ya que algunos alimentos saludables para la mayoría pueden ser desencadenantes en ciertos pacientes. “Entre los más comunes, el gluten, los lácteos y los alimentos ricos en histamina, como el tomate, los cítricos, la berenjena, la palta, los frutos secos, los quesos añejos, el vino, la cerveza y el vinagre”, sostiene Pereyra.
Pereyra sostiene que es posible detectar pacientes con el eje intestino-cerebro alterado antes de que aparezca la migraña. Esto se logra prestando atención a síntomas digestivos asociados a otros signos fuera del aparato digestivo, como:
Identificar estas señales permite actuar antes y reducir el riesgo de episodios más severos.
El especialista aclara que “este enfoque no reemplaza los tratamientos farmacológicos, sino que los complementa, logrando que en algunos casos hasta un 60% de los pacientes mejore con métodos naturales". Además, resalta que hacer cambios de dieta sin supervisión médica o nutricional puede ser contraproducente.
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Para Pereyra, el objetivo es que estas herramientas se integren como complemento en distintas especialidades médicas, desde neurología hasta dermatología, porque “el intestino es el segundo cerebro y el primer órgano inmunológico, y cuando no lo cuidamos, el cuerpo entero paga las consecuencias”.
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