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Fecha de publicación: 10 de Agosto de 2025 a las 05:21:00 hs

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Medio: TN

Categoría: GENERAL

Bandoneón, el instrumento alemán que pegó de lleno en la música popular Argentina

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Descripción: Su nombre está relacionado con su primer fabricante a escala. Y su historia está vinculada a la necesidad de sacar a la música religiosa de las iglesias.

Contenido: Los instrumentos de musica poseen cada uno de ellos una voz, un idioma propio y una personalidad definida. Hecha de sonidos, claro.

Y cada instrumento es la expresión de una forma musical: jazz, tango, folclore... Sin este elemento, estas diferentes expresiones, no podrían alcanzar su plenitud.

¿Que seria del jazz por ejemplo, sin la trompeta o el saxofon? ¿Qué de nuestro folklore sin la quena, el charango o la guitarra? ¿Pero qué sería de una orquesta de tango sin el bandoneón?

Todas las músicas populares, todas, han surgido fuera de las ciudades, en ambientes rurales y campesinos.

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El jazz por ejemplo, surgió en los algodonales del Sur de los EE.UU.; el samba brasilero en los cafetales poblados de esclavos.

Nuestro folklore nació en las amplias llanuras argentinas, cerca de las sierras o en la precordillera andina.

El tango en cambio, es la única expresión popular que nació en una ciudad. Fuese esta Buenos Aires o Montevideo.

Pareceria que lo habría ideado en Alemania, en 1830, un sr. Uhlig. Y que un comerciante vecino lo pefeccionó y lo fabricó en escala comercial. Se llamaba Band este señor y puso al instrumento el nombre de Bandolium.

El bandoneón surgió de una necesidad. Alemania sufría una crisis en la fabricación de órganos. Además, su elevado costo y su peso imposibilitaba llevar la música sacra al exterior.

Se trataba de buscar un instrumento portátil, pero que conservara la solemnidad majestuosa del órgano. En Alemania, el bandoneón no tuvo repercusión.

A este instrumento nuevo, lo esperaba una tierra nueva, una patria nueva, como la nuestra, compuesta de muchas razas y pueblos distintos.

Los primeros bandoneones que entraron al país se remontan a mediados del siglo XIX.

Y aparecen posteriormente los grandes ejecutantes. Vicente Greco, a principios del siglo XX, Juan Maglio Pacho, posteriormente, y luego Arolas y Maffia, Fresedo, Laurenz, Ciriaco Ortíz, Troilo... Y ya cercanos en el tiempo, Héctor Varela, Osvaldo Piro. En fin.

Estos nombres que hemos mencionado han sido adornados simbólicamente con carteles luminosos, no dudo que merecidamente.

Su talento musical ha sido reconocido, pero no tuvo el mismo predicamento popular que los anteriormente mencionados.

Se llamó Gabriel “Chula” Clausi y fue contemporáneo de varios de los nombrados anteriormente.

Era 14 años menor que Fresedo, 11 años menor que Maffia y 9 años menor que Pedro Laurenz. A su vez, era mayor que Troilo: tres años mayor.

Clausi fue además de bandoneonista, director de orquesta y compositor. A los 8 años, tocaba más que aceptablemente el bandoneón.

A los 16 años, integraba, nada menos, que la orquesta de Juan Maglio Pacho: ¡realmente precoz!.

Estuvo después en la orquesta de Roberto Firpo y luego en la de Pedro Maffia. A los 23 años, fue requerido por Julio De Caro.

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En todas partes, dejó el sello de su señorío como hombre y de su aptitud musical. Después, las circunstancias lo llevaron a Chile, donde permaneció 10 años. Allí grabó unos 200 temas, varios con cantores argentinos: Rufino y Ricardo Ruiz, entre ellos.

Gabriel “Chula” Clausi, nació en el porteño barrio de Almagro el 30 de agosto de 1911. Su vida demostró que envejecer es una etapa que algunos afortunados atraviesan cantando.

Y un aforismo final para Gabriel “Chula” Clausi.

“Los ancianos también tienen presente”.

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