Fecha de publicación: 5 de Agosto de 2025 a las 19:01:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: GENERAL
Descripción: El análisis genético de restos hallados en una fosa común de Lituania identificó los microorganismos que acabaron con los soldados franceses durante la campaña de 1812. De piojos a bacterias, cuáles fueron las enfermedades que contribuyeron con el colapso del ejército napoleónico
Contenido: El ejército de Napoleón sufrió en 1812 una de las derrotas más devastadoras de la historia europea. Más allá de las batallas y la estrategia, fueron las enfermedades invisibles las que diezmaron a la Grande Armée mientras emprendía su desesperada retirada de Moscú.
Más de dos siglos después, científicos lograron descifrar el verdadero origen de aquellas muertes masivas: el análisis genético de restos hallados en una fosa común de Vilna, Lituania, reveló las epidemias que marcaron el destino de miles de soldados, arrojando nueva luz sobre uno de los capítulos más dramáticos de la era napoleónica.
Un equipo internacional de científicos aplicó técnicas avanzadas de secuenciación de ADN antiguo a dientes extraídos de trece soldados de la Grande Armée, sepultados en Vilna durante el descalabro napoleónico. Los resultados fueron contundentes: detectaron la presencia de Salmonella enterica Paratyphi C, causante de la fiebre paratifoidea, y Borrelia recurrentis, bacteria responsable de la fiebre recurrente transmitida por piojos.
Este resultado desafía la creencia extendida de que el tifus fue la principal causa de la mortandad y coloca a otras enfermedades infecciosas en el centro de la catástrofe.
El análisis se realizó sobre trece dientes de soldados, la mayoría jóvenes de entre 20 y 39 años, cuyos esqueletos no exhibían señales claras de muerte violenta. La ausencia de heridas en la mayoría de los cuerpos refuerza la hipótesis de que la desnutrición, el frío extremo y las epidemias resultaron más letales que las batallas.
De los trece casos estudiados, se identificó ADN de S. enterica Paratyphi C en cuatro y de B. recurrentis en dos, aunque la degradación del material genético es una limitación inherente a la investigación paleogenómica.
La fiebre paratifoidea se transmite a través del consumo de agua o alimentos contaminados y puede causar fiebre alta, dolor abdominal, vómitos y debilidad extrema. La fiebre recurrente —propagada por piojos— provoca episodios súbitos de fiebre alta y escalofríos. Ambas afecciones coinciden con las observaciones de los médicos napoleónicos.
Historiadores y medios internacionales han subrayado la importancia de este hallazgo, ya que durante más de doscientos años el tifus se consideró el principal enemigo invisible del ejército francés. Sin embargo, los nuevos métodos de autenticación y validación filogenética demostraron la ausencia de ADN de tifus y fiebre de las trincheras en las muestras analizadas.
El contexto histórico de la retirada de Rusia fue el caldo de cultivo ideal para las infecciones. En otoño de 1812, la Grande Armée atravesó la frontera polaca con entre 500.000 y 600.000 hombres, pero la combinación de temperaturas extremas, escasez de alimentos y condiciones sanitarias precarias desató un infierno logístico y sanitario.
Al llegar a Vilna, miles de soldados ya habían sucumbido. Los relatos de la época, documentados también por National Geographic, coinciden en que las causas de muerte resultaban difusas. Las enfermedades gastrointestinales y la fatiga golpearon con igual o mayor ferocidad que las balas rusas.
La investigación señala que la diferenciación entre tifus, fiebre tifoidea y fiebre paratifoidea era inviable con los recursos médicos de la época. Los síntomas, muchas veces similares, confundieron a médicos y comandantes, impidiendo adoptar medidas efectivas para limitar la propagación de los patógenos.
El equipo científico utilizó métodos de extracción y secuenciación de ADN en dientes antiguos, clasificando las secuencias y verificando la autenticidad de los resultados a través de comparaciones con genomas modernos y antiguos. Este enfoque permitió confirmar con precisión la presencia de S. enterica Paratyphi C y B. recurrentis, ubicando a ambas bacterias en linajes que circularon en Europa durante siglos. El trabajo representa la primera evidencia directa de fiebre paratifoidea y fiebre recurrente en soldados napoleónicos, y subraya la utilidad de la paleogenómica para reconstruir epidemias históricas.
No obstante, los propios autores reconocen las limitaciones: trece individuos representan una mínima fracción de los más de 3.000 cuerpos hallados en la fosa común de Vilna. Esto impide generalizar los resultados al conjunto de la Grande Armée, aunque aporta información esencial sobre la interacción entre desnutrición, frío y epidemias.
El colapso del ejército de Napoleón en Rusia tiene, a la luz de estos hallazgos, una explicación aún más compleja y fascinante. La combinación de enfermedades infecciosas, condiciones extremas y logística inadecuada condenó a decenas de miles de soldados sin que la guerra directa dictara cada destino. El frío y la epidemia cabalgaron juntos, sellando el destino de la expedición más ambiciosa de la era napoleónica.
Como destacara The New York Times, la lección científica trasciende el episodio: el análisis de ADN antiguo surge como una herramienta fundamental para develar las sombras del pasado y comprender la dimensión sanitaria de las grandes derrotas militares. En el caso de la retirada rusa, la ciencia demostró que, en ocasiones, la historia la decide un enemigo tan pequeño como una bacteria o un piojo.
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