Fecha de publicación: 4 de Agosto de 2025 a las 16:01:00 hs
Medio: INFOBAE
Categoría: ESPECTACULOS
Descripción: En medio de la consternación nacional por la tragedia, la conductora dedicó unos minutos al final de su programa para expresar su profundo dolor
Contenido: El estudio de televisión perdió por un momento su chispa. En Almorzando con Juana (El Trece) el bullicio habitual cedió lugar al silencio. Juana Viale detuvo el ritmo del programa y se permitió quebrar la rutina: “Quiero mandar un gran abrazo y un gran cariño a toda la familia Reca, a toda la familia Yankelevich y particularmente a Sofía, que están viviendo momentos terribles”. El tono de la conductora no dejó lugar a dudas: la muerte de Mila, la hija de Tomás Yankelevich y Sofía Reca, atravesó la pantalla y convirtió el almuerzo televisivo en un espacio de duelo colectivo.
Mila tenía siete años. Hace apenas unos días, la pequeña falleció en un trágico accidente náutico en Hibiscus Island, Miami, donde una barcaza impactó contra el velero en el que viajaba. Junto a ella murieron otras dos menores: la tragedia sacudió no solo a dos familias, sino a un país entero. ¿Cómo encontrar las palabras adecuadas cuando la noticia duele tanto?
El gesto solemne de los comensales en el set acompañó el instante. No hubo cámaras que buscaran el drama ni producciones grandilocuentes: solo respeto y empatía ante la tragedia. La conductora, en voz baja, sumó: “Y solamente con el abrazo y la contención familiar, supongo, se sale de todo esto. Un beso enorme para ella y toda su familia”. Quien cruza la pantalla con estas palabras sabe de qué habla: Juana perdió a su propio hijo, Ringo, en el año 2011.
El dolor se propaga, traspasa programas y pantallas. La noticia del accidente en Hibiscus Island viajó rápido y al día siguiente se conoció la triste noticia. En La Noche de Mirtha, la histórica mesa de la televisión argentina se cubrió de silencio y de lágrimas. Mirtha Legrand, conmovida, también se dirigió a cámara: “Todo mi cariño para Sofía y Tomás, y a toda la familia”. Su voz tembló. Miró al vacío, hacia un lugar donde quizás pueda llegar el mensaje. Y entonces susurró casi en un rezo: “Un beso al cielo. Qué desgracia terrible...”
Cris Morena y Gustavo Yankelevich, abuelos de Mila, guardaron sus duelos lejos de las cámaras. La familia enfrenta, otra vez, el desafío de buscar fuerzas en los otros, de encontrar refugio en los abrazos que cruzan la distancia.
Hoy, instaurado en la televisión, el dolor se reconoce y se nombra. La muerte de Mila Yankelevich no es solo la tragedia de una familia, es una herida profunda en el entramado de afectos y memorias compartidas por millones de argentinos. Las palabras de Juana Viale y Mirtha Legrand resuenan, como un eco inevitable: el luto, cuando se vuelve público, exige silencio, respeto y, sobre todo, humanidad.
La Oficina de Medicina Forense de Miami llegó a la conclusión de que Mila Yankelevich, la nieta menor de Cris Morena e hija de Tomás Yankelevich, no falleció por el impacto directo de la barcaza que colisionó con el velero, sino por ahogamiento accidental.
El accidente ocurrió el lunes 28 de julio alrededor de las 11:30 (hora local), cuando un velero con seis personas a bordo —cinco menores de entre 7 y 13 años y una instructora de 19— fue embestido por una barcaza remolcada cerca de las islas Hibiscus y Monument, en la Bahía de Biscayne. Según el capitán Frank Florio, comandante de la Guardia Costera en la zona de Miami, el primer aviso llegó a las 11:27 y desencadenó una respuesta inmediata y coordinada de los equipos de rescate de Miami Beach, Miami-Dade, la Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Florida y la propia Guardia Costera. “Fue una respuesta rápida y coordinada de un equipo dedicado de profesionales”, explicó el oficial en conferencia de prensa, según consignó WSVN.
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