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Fecha de publicación: 28 de Julio de 2025 a las 07:41:00 hs

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Medio: INFOBAE

Categoría: GENERAL

El CEO de OpenAI comparó crear inteligencia artificial con fabricar una bomba nuclear

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Descripción: Sam Altman estableció comparaciones con el Proyecto Manhattan durante una entrevista con el podcast This Past Weekend. “Hay momentos en la historia donde tienes un grupo de científicos que miran su creación y dicen: ‘¿qué hemos hecho?’”, afirmó

Contenido: Sam Altman, CEO y cofundador de OpenAI, estableció una comparación directa entre los desarrolladores de inteligencia artificial y los científicos del Proyecto Manhattan que desarrollaron la primera bomba atómica. Sin embargo, en una paradoja que reveló la complejidad de los riesgos tecnológicos actuales, Altman considera que las redes sociales representan una amenaza más inmediata para la salud infantil que la propia IA.

“Hay momentos en la historia de la ciencia donde tienes un grupo de científicos que miran su creación y simplemente dicen: ‘¿qué hemos hecho?’”, declaró el empresario durante una entrevista para el podcast This Past Weekend de Theo Von, que cuenta con más de 7,8 millones de seguidores en TikTok y 4,1 millones de suscriptores en YouTube.

Desde su contundente analogía, profundizó: “Tal vez sea genial, tal vez sea malo, pero ¿qué hemos hecho? El ejemplo más icónico es pensar en los científicos que trabajaron en el Proyecto Manhattan en 1945, sentados allí viendo la prueba Trinity“.

Mientras reconoció los riesgos inherentes al desarrollo de la inteligencia artificial, Altman expresó una preocupación mayor por el impacto de las plataformas de redes sociales en el crecimiento infantil. “Creo que este scrolling, este tipo de subidón de dopamina que producen los videos cortos, se siente como que probablemente está interfiriendo con el desarrollo cerebral de los niños de manera muy profunda", explicó el ejecutivo.

Esta perspectiva contrasta con las preocupaciones generalizadas sobre la IA, posicionando a las redes sociales como el verdadero peligro presente. El CEO sugirió que el impacto psicológico y la naturaleza adictiva de estas plataformas podrían estar reconfigurando el cerebro de los menores, mientras que la IA representa más bien un desafío futuro.

El CEO de OpenAI describió la competencia actual en el sector como una “carrera” hacia un destino incierto. A propósito de ello, confesó: “Creo que hay una carrera para llegar a algún lugar, pero la gente no se pone de acuerdo sobre hacia dónde es”.

Con esta incertidumbre se refleja la naturaleza emergente de la tecnología de IA, donde las empresas compiten intensamente sin una definición clara. “No tengo una línea de meta en mente. No hay nada que pueda decir sobre eso. No creo que pueda articular nada donde diría: 'esto es misión cumplida‘“, señaló el desarrollador.

Sam Altman mostró optimismo respecto a la capacidad de adaptación de las nuevas generaciones, contrastándola con los desafíos que enfrentan los adultos mayores. “Si miras la historia del mundo cuando hay una nueva tecnología, las personas que crecen con ella siempre son fluidas, siempre descubren qué hacer, siempre aprenden los nuevos tipos de trabajos”, explicó.

Pero en la contracara, planteó: “Pero si tienes 50 años y tienes que aprender a hacer las cosas de una manera muy diferente, eso no siempre funciona“. Sobre esta exposición digital, añadió: “Los niños estarán bien; me preocupan más los padres”.

Esta perspectiva se extiende al ámbito educativo, donde el experto predice cambios fundamentales. Cuando se le preguntó si su hijo de cuatro meses asistiría a la universidad, respondió: “Probablemente no”, sugiriendo que la educación tradicional podría volverse obsoleta en las próximas décadas.

“La universidad, tal como la conocemos, probablemente no funcione para la mayoría en el futuro”, adelantó. Con la IA superando la capacidad intelectual humana en distintos campos, cree necesario reinventar la formación profesional y los sistemas de aprendizaje.

A pesar de su optimismo general, Altman expresó inquietudes específicas sobre el desarrollo de “AI companions” o compañeros artificiales que sustituyen relaciones humanas reales. “No creo que sepamos exactamente las formas en que va a tener esos impactos negativos, pero siento con certeza que va a tener algunos”, advirtió el ejecutivo.

Esta preocupación se alinea con sus comentarios sobre las redes sociales, sugiriendo un patrón de cautela respecto a tecnologías que podrían alterar fundamentalmente las interacciones sociales humanas.

La privacidad surge como uno de los grandes retos del presente. El empresario considera imprescindible que las conversaciones con estos modelos tengan el mismo grado de privacidad que con un terapeuta. Sin un marco legal claro, advierte, los usuarios pueden estar expuestos a demandas de divulgación de información confidencial.

El referente de Silicon Valley concluyó la entrevista reflexionando sobre la imposibilidad histórica de predecir el futuro tecnológico. “En 1900, no podrías haber predicho cómo sería el 2000“, comparó. Y además reflexionó: “Creo que en el 2000, podrías predecir aún menos cómo se vería el 2100. Pero eso es lo que lo hace emocionante, y por eso la gente puede descifrar y desarrollar la historia mientras avanzamos".

Esta perspectiva encapsula la filosofía de Sam Altman sobre el desarrollo de IA: un proceso de descubrimiento continuo donde la incertidumbre, lejos de ser un obstáculo, representa la esencia misma de la innovación tecnológica y el progreso humano.

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